lunes, 4 de abril de 2016

La paz perdida

En una fresca mañana de otoño Paulina perdió la paz. No sabía en que momento, ni en que lugar se le había escapado. Lo cierto es que a partir de aquel momento todo empezaba cambiar a veces drásticamente. Aunque le tocaba hacer las mismas cosas que ya había hecho tantas veces en su vida. Algunas de ellos se volvían repesadas. Fácilmente perdía la calma, una palabra inocua, una mirada inocente, un gesto inofensivo, todo interpretaba como intento de agresión, de causar daño, hacerla sufrir. Al extremo vulnerable e hipersensible, tenía que encontrar la paz de nuevo. La paz que amortiguaba y equilibraba todo, dándole más resistencia y fuerza. Busca la paz, si la pierdes por alguna razón, haz el esfuerzo de encontrarla de nuevo. Es necesaria, imprescindible en tu vida. Sin ella se enferma tu cuerpo y tu espíritu. Crecen los problemas y desaparecen o se achican las soluciones. Ella te permite tomar sana distancia de los problemas, desafíos e imprevistos de cada día. Cuídala porque ella te cuida a ti. 
 
Feliz lunes de paz.

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