Le decían que
no tenía buena memoria. En su infancia ha sufrido mucho en la
escuela y más tarde en el colegio cuando le obligaban memorizar
contenidos. Lo hacía a regañadientes porque no tenía de otra, pero
le parecía poco útil ocupar su memoria con cosas abstractas que no
ha vivido y no ha sentido. Decía que era mucho más útil y
productivo, llenar este espacio con las vivencias, que le ayudaban
crecer y madurar como persona. Procuraba retener solo lo valioso, lo
que podía servir de referencia en los momentos duros, llenos de
cuestionamientos y dudas. Lo otro quedaba desplazado en el rincón de
olvido, donde no estorbaba a la hora de tomar decisiones. Ocupa tu
memoria con vivencias, habrá entre ellas las positivas y negativas.
Aprende a valorar, llegar a las causas y consecuencias, lo que es
útil e inútil para construir tu felicidad. Para hacerlo tienes que
aprender de parar de vez en cuando y pensar. La escuela y el colegio
te enseñan a donde buscar lo que necesitas, te permiten crear
hábitos, navegar por el océano de conocimiento humano, descubrir
tus habilidades, pero la responsabilidad de aprender a vivir y ser
feliz recae exclusivamente a tus hombros.
Feliz domingo
de parar y pensar y ser más selectivo.

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