No
se lo había dicho a nadie, y todos lo sabían. Es que su alegría se
había colgado en cada una de sus miradas, llenaba el espacio entre
sus palabras que estaban volando en el aire y sus sonrisas que
bailaban en sus labios. Porque alegría tiene esta incorregible
cualidad de que quiere ser compartida con los demás, y si es posible
vivida con ellos. Cerrada, oculta, escondida, camuflada, pierde su
razón de ser. Una sonrisa que queda respondida con otra sonrisa se
hace más sonrisa. No la guardes tu alegría solo para ti tal vez
otras también la necesitan y la necesitan como el medicamento, como
salvavidas para poder salir de desanimo y de la tristeza que los
había esclavizado, y alejado de los demás. Que no te sorprenda que
en algunas ocasiones su alegría pueda molestar y mucho o ser mal
interpretada. Ella por si debe ser paciente y traer la paz que la
defiende frente a la amargura y rechazo.
Feliz
sábado de alegría.

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