En sus
varios armarios y roperos no cabían todas las cosas que ha comprado
últimamente, pero ella seguía diciendo que no tiene nada. Es que ninguna de las
cosas por más de marca o de moda que tenía podía llenar el vacío que ha tenido
en su vida al no dejar a nadie. Es cierto que en el pasado ha tenido unas malas
experiencias que de vez en cuando le sacaban unas cuantas lágrimas en sus
sesiones de autocompasión. La culpa fue de otros y también de ella a ver lo que
no existía y esperar que le den lo que ellos no tenían. Así que quiso cerrar su
mundo a la gente y abrir a las cosas. Éstas no le hacían compañía, ni
entretenían con tertulias y conversaciones, para eso necesitaba gente. Se le
ocurrió una idea, para que nadie la lastime ni ella se lastime a sí misma,
decidió encontrarse con gente que no busca cosas, sino personas, gente que ya
no compite sino vive tranquilamente, gente que tiene experiencia que contar
porque ha vivido mucho y sentido mucho. Empezó a encontrar a gente mayor,
acompañarles en sus paseos, sus silencios y conversaciones. No teniendo nada
empezó a tener todo. Abre tu mundo a las personas, no lo llenes de tantas
cosas.
Feliz
lunes de abrir nuestro mundo a las personas.

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