La vida no hacía otra cosa
que empujarlo adelante. Varias veces ha cruzado las fronteras, a
veces sorprendido y maravillado con tantas diferencias, riquezas que
no había conocido, para luego llegar a descubrir las semejanzas,
invisibles a la primera vista, que al final de cuentas superaban las
diferencias. Es que por los dos lados de la frontera aunque se hable
diferentes idiomas se llora igual, porque las cosas duelen de la
misma manera. Los pájaros cantan igual cruzando la frontera que
nosotros hemos dibujado. Una frontera capaz de detener a las
personas, pero incapaz de detener los sentimientos, los sueños y las
ideas. Somos como árboles que echan la raíz en un suelo para crecer
por encima de él, superando todas las limitaciones. Siempre veremos
las diferencias, pero no olvidemos las semejanzas. Al final echamos
raíces en la misma tierra.
Feliz domingo de descubrir
semejanzas.

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