Le han puesto enésimo
alarma en su casa, varias veces ha cambiado de compañía de seguros.
Todo lo que buscaba era la máxima seguridad, la máxima protección.
Todos los sistemas aunque parecían buenos y modernos, le parecían
insuficientes frente al peligro que acechaba en cualquier parte. Es
cierto que vivimos en un mundo en el que se está perdiendo el
respeto al otro, a sus convicciones y pertenencias, pero eso no es
todo el problema. Para defendernos de las amenazas que vienen de
fuera tenemos sistemas de seguridad, empresas que se dedican a la
vigilancia y protección. La mayor amenaza la tenemos dentro, hemos
perdido nuestra propia seguridad, confianza en nosotros mismos, en
nuestros valores y principios que muchas veces chocan con el mundo
que nos rodea. Frente a eso no sirve ningún sistema de seguridad, de
alarmas. Se necesita todo un trabajo de recuperación, afianzamiento.
Tenemos que salir del aislamiento y ver en el otro en la otra que
piensan como yo apoyo y compañía y no una amenaza. Miedo crece
cuando me aíslo y no cuando vivo en comunidad.
Feliz sábado de seguridad.

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