En su vida una cosa era
aceptar los grises otra decir que todo vale, que se disuelve en la
relatividad. No era una persona radical ni de extremos. La vida la ha
enseñado corregir opiniones equivocadas e ir profundizando en su
conocimiento, cuestionar mucho el por qué de las cosas para dar las
respuestas convincentes que salen del corazón y no de mera costumbre
superficial. La atenta mirada le permitió ver la diversidad y la
pluralidad, pero eso en nada ha cambiado su noción de lo que es
bueno o malo, justo o injusto. Hay ciertas cosas en nuestra vida que
se quedan como columna vertebral sosteniendo todo, toda nuestra
personalidad y nuestros principios, cuando eso se pierde nos
derrumbamos, quebrarnos y perdemos nuestra identidad. A lo sumo nos
parecemos a una imitación de algo.
Feliz domingo de valores
que nos forman.

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