La vida le ha hecho varias
veces cambiar de domicilio. No era una persona que tenía madera de
un aventurero, al contrario le costaba ponerse en el camino, pero una
vez que lo hacía parecía que no había nada que lo iba a parar. Las
cosas simplemente ocurrían una tras otra. Algunas fácilmente casi
de una manera natural, otras con bastantes complicaciones como si
todo fuera cuesta arriba. Algunos caminos eran cómodos amplios
fáciles de transitar, otros mucho más complicados difíciles de
transitar, pero tanto unos como los otros llevaban a alguna parte
unían dos puntos cercanos y lejanos y si uno quería llegar tenía
que avanzar, arriesgarse. Los malos caminos desafían ponen a prueba
la resistencia, la capacidad de enfrentarse a las dificultades y
obligar a vivir con atención adecuando las cosas a las
circunstancias. En un mal camino importan la ropa, el calzado, el
vehículo. No sirve emprender un camino sin tomar en cuenta las
circunstancias las posibilidades y las limitaciones, echando mano a
la experiencia rememorando los éxitos y fracasos para evitar repetir
los errores del pasado. Ponte en el camino para llegar al destino y
mira bien qué exige de ti y con qué cuentas para enfrentarlo.
Feliz jueves de ponerse en
el camino.

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