Las cosas a veces se complican tanto. Aunque no son las cosas sino
nosotros mismos, siempre les echamos la culpa. Dentro de nosotros tenemos un
corazón que sufre, que quiere, ama, y ve que no su querer ni su amar son
respondidos de la misma manera. No se trata de proporciones sino de
intensidades, momentos que armonizan. Cuando más se da, más se espera. Todo eso
puede provocar dolor, enojo, frustración. No existen las recetas que permitan
evitarlo. Solo el amor, la confianza sostenida por el tiempo de caminos
recorridos. A veces hay que hacer un complicado ejercicio de ir purificando la
imagen de alguien a quien queremos. Sacar de dentro de nosotros todo lo que no
es esta persona, todo lo que nos hemos imaginado, deseado, pero no responde a
la realidad y en ese lugar realmente ver lo que es. Lo que significa para
nosotros. Solemos ser selectivos, nos fijamos en una cosa tanto positiva como
negativa, y mirando una sola, olvidamos todas las demás que también forman
parte, que tarde o tempranos se hacen visibles. Trata de calmar a tu alma y ver
lo que vives, sientes y con quién compartes cosas bellas y cuáles te hacen
sufrir y por qué.
Feliz viernes de descubrir los sufrimientos y las alegrías y sus causas.

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