miércoles, 5 de febrero de 2020

Sin enojos

Había cosas que no toleraba. Cada vez que encontraba ciertas actitudes, se molestaba enormemente, murmurando comentarios, haciendo gestos bruscos y tragándose todo. Eso no le permitía dejar de fumar. Ni sus gestos, ni sus comentarios, hacían cambiar a la gente. Ya hace tiempo se ha inmunizado a sus actitudes. El cargaba con la etiqueta de gruñón, ellos seguían haciendo cosas a su manera. A la hora de la verdad el único perjudicado de toda la situación fue él y su salud. Las cosas no iban a cambiar, ni con mil enojos. Uno tiene que aceptar que el mundo gira de otra manera de la que queremos nosotros, que lo que para uno es importante, para otros carece de la importancia. Tenemos que asumir en paz todas las diferencias, la otredad de cada persona. Convertir los enojos en las sonrisas y atraer así, en vez de espantar.
Feliz jueves sin enojos.

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