Encontrarse, nunca fue fácil para ellos. No por la
distancia, sino por los tiempos. Estaban ocupados, tenían mucho
trabajo, y una prisa infectaba sus cuerpos. Todo en apuros, siempre
atrasados. Ya hace tiempo que no se miraban, solo echaban un vistazo.
No se hablaban, solo tiraban palabras sueltas, que comunicaban y
anunciaban. No escuchaban, solo oían unas cuantas informaciones
básicas. Hasta que un día se fue la energía de sus enchufes y de
sus cuerpos. Sentados en la oscuridad y silencio, se sorprendieron,
que hay un mundo entre ellos y no lo conocen. No se conocen. La
primera vez, después de tantos años, se encontraron y sintieron
cosquillas en el alma.
Feliz sábado de Encuentros.
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