Otra vez mirando la pared.
Me doy cuenta que hay unas cuantas fisuras. Nada grave pero visible.
Una mano de pintura soluciona el problema. Como no son grandes, se
cubrirá todo.
Creo que en mi vida
también hay fisuras. Casi siempre procuro camuflarlas como las de la
pared, con unas sonrisas y palabras de colores que desvían la
atención de mis amigos. Siento que cometo un error. Debería
reconciliarme con las fisuras de mi vida, imperfecciones de mis
proyectos. Las fisuras aparecen cuando algo se mueve, cede bajo de la
presión, trabaja. Y las de mi vida son signos de movimiento. No
estoy estancado. Me muevo salgo al encuentro de otros y de mi mismo.
No me quedo en la segura e inmóvil monotonía.
Feliz Domingo de
Movimientos
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