Cuando el empezaba hablar, el mundo era distinto y
las palabras nadaban en el agua huérfana de la contaminación. Para
poder pronunciarlas tenía que beber agua junto con las palabras. Por
eso todo lo que decía era refrescante. Las palabras no se quedaban
quietas eran vibrantes, siempre dispuestas a juntarse y crear una
melodía de amor. Salpicaban de cariño todo alrededor. Como el agua
era limpia y las palabras transparentes, solo se podría sentir su
caricia igual como de una brisa marina.
Con el tiempo llego la contaminación de doble
sentido, pero eso ya es otra historia...
Feliz Jueves de Palabras Refrescantes
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