miércoles, 21 de agosto de 2013

Valor de la Comunidad

X ENLACE DE AGENTES DE PASTORAL INDIGENA

INDIGENAS: CAMBIO Y FUTURO DE MEXICO






En el mundo en que vivimos, en donde fallaron los proyectos, que iban a dar la felicidad para todos, y que ni siquiera fueron capaces de darla a unos pocos, puesto que estos pocos, que acumularon las riquezas se quedaron totalmenta vacíados de valores e ilusiones en su vida. En el mundo en donde se proclama la muerte de las utopías y la hegemonía de la economía y de las leyes de mercado. Cada vez con más frecuencia, se escuchan aquellas voces, que suenan en la luz del fuego y de las velas, que iluminan nuestros días con la sabiduría de nuestros antepasados.

Dijo un hermano: ”Nuestro caminar en circulo, nos permite hoy, revisar los millones de kilómetros de huellas, que de pies descalzos y con huaraches, hemos dejado desde hace muchos años, encontrándonos con nuestro pasado de frente, que nos reclama el dormitar de nuestros sueños, que nos mantiene aún con rezago, con olvido como memoria, con mentira como verdad.
Hoy, al pasar frente a nuestro pasado, nos permite encontrarnos frente al espejo de la vida, al espejo del tiempo y que nos muestra sólo como dadores de poder, como andamios de terceros, como escaleras para mezquindad, que nos utiliza pero no nos ayuda, que nos suplanta pero no nos representa, que nos aprovecha pero no nos sirve.
Nuestro espejo de la vida nos reivindica: como la dignidad perdida y olvidada de nuestra Patria, como la verdad menospreciada y despreciada, como la historia vuelta leyenda por intereses del poder. Nos reclama que sigamos siendo sub-ciudadanos en este territorio que es originalmente nuestro y que no estamos haciendo oír nuestra palabra, después que no entendieron nuestro silencio, y que seamos exageradamente nobles y pacientes ante la soberbia y la mentira del poder”.

Los que todavía hace poco no han creído en la sabiduría, que existe en nuestros pueblos, hoy quedan maravillados. Los que veían el mundo verticalmente, hablando de nivelas, clases y jerarquías, hoy lo ven horizontalmente hablando de círculos. Toda la experiencia acumulada, la fuerza de la resistencia, el contemplativo aguante frente a las fuerzas destructoras, nos permiten hoy buscar en nuestra palabra, en los ecos que resuenan, en los mitos y ritos, una esperanza y una propuesta válida para un cambio.

El mundo en que vivimos fue obligado a través de las luchas y acciones de los pueblos de nuestro continente y de l@s herman@s de otros continentes reconocer; primero nuestra existencia y luego nuestras situaciones de vida, pobreza, marginación y falta de leyes. Desgraciadamente, algunos se contentaron, con reconocer la situación, desvinculándose de la responsabilidad y hablando medias verdades, sin proponer alguna solución concreta. Pensaron que hay que llenar los espacios, que nos corresponden con palabras, dentro de lo posible con muchas palabras, para que los problemas y exigencias reales se queden diluidos y disueltos entre tantas palabras. Claro que cualquier grupo movimiento o persona que no sigue este método “light” se les tacha de radicales y se sospecha que son manipulados y financiados por las fuerzas extranjeras, los enemigos de la nación, atentan contra la integridad nacional y el Estado de Derecho con sus legitimas instituciones democráticas. Las acusaciones de extremismo, intentan desacreditar, todas estas fuerzas frente a la opinión pública. La experiencia de los últimos años demuestra, que los cambios y efectos provocados por los movimientos y grupos de las diferentes etnias, son de alcance mundial y han cambiado la conciencia de la sociedad en general. El tiempo, que ha transcurrido, demuestra, que no se trata de una moda pasajera, sino de un despertar con propuestas concretas, con objetivos concretos, en un mundo que carece de ellas.

Después de las épocas en las cuales hablamos de igualdades, hoy empezamos a hablar de equidades. Se intenta desmentir las teorías de los integracionismos mal planteados con la imagen de una sola nación con una nueva cultura. En el tiempo en que el cristianismo celebra el Gran Jubileo, llega el tiempo de pagar las deudas con la verdad. El sentir comunitario de nuestros pueblos nos permite, con una gran esperanza y confianza, plantear la posibilidad y necesidad de aliar nuestras fuerzas, nuestras voces, nuestra sabiduría, nuestro pensamiento y nuestra palabra. Ponemos en el mismo petate nuestros corazones con la plena disponibilidad para poder servir mejor a las causas comunes, que nos hacen más herman@s. Sabemos que una voz se pierde en los ruidos de la noche neo-liberal, sabemos que las voces unidas provocan pánico de los que nos despreciaron y olvidaron, de los que nos clasificaron como sobrantes, como tercos, como los que obstaculizan el desarrollo. Con nuestras voces, sus bolsas de valores pierden valor. Los que se desacostumbraron a escuchar, platicar y comunicar, se sienten amenazados. Tienen miedo del sabio silencio, de pocas palabras. Intentan ahogar la voz de su conciencia con el ruido de las Mas-medias.


Viendo las historias, transmitidas a través de los mitos, descubrimos que no es la primera vez, que nuestras comunidades se unen para enfrentarse a las fuerzas, que las quieren dañar.
El pueblo huasteco (tenek), muchas veces se llama a si mismo, como el pueblo de Dhipak (Thipac) - El Alma del Maíz, el Lablith Cuitol (el Muchacho Divino).
Cuentan los mayores, que el Quithab (el Malo) y el Pojcax ( el Maldito) querían acabar con el Dhipak.

“Hace mucho tiempo, cuando la verdad no se hacía mentira, cuando la palabra era venerada y respetada, cuando los escribientes de la historia ni existían y cuando esas historias ni siquiera se inventaban, cuentan de generación en generación, que los malos espíritus representados por Quithab (el Malo) y Pojcax (el Maldito), querían acabar con todos los seres que poblaban nuestra Mim Tsabal (Madre Tierra), pero sabían, que tienen que empezar por acabar con Dhipak (el Alma del Maíz), el Lablith Cuitol, (el Muchacho divino), quien representaba a la verdad, la bondad y la vida.
Entonces el Dhipak habló y platicó con Quithab y el Pojcax, para decirles que él se dejaba sacrificar, se dejaba matar, a condición de dejar con vida a los pobladores de la tierra, mucho se duró en el diálogo, mucho se duró en la plática, pero después de muchos Niq’adth cau (discurso o platica), se pusieron de acuerdo, se quedaron así, Dhipak el Lablith Cuitol, tenía que ofrendar su vida en una mesa, como un Bolim (Tamal Grande), al día siguiente, cuando el sol estuviera frente a frente con la tierra en lo más alto del C’ay’lal (Cielo). Cuando ésto supieron los pobladores de esta tierra, tristes se pusieron y llorosos se quedaron. Al día siguiente esperaron a que el sol saliera hasta ponerse frente con la tierra y llegara a lo más alto. Llegada la hora, el Dhipak, el Lablith Cuitol, se preparo rápidamente, se envolvió con unas hojas de Lum (Bandera de Monte) y se quedó formado como Bolim, quedando encima de una mesa, esperando su muerte. Ofrendaba él su vida por todos los pobladores de la tierra. Y así quedó un rato de tiempo, esperando la llegada del Quithab y el Pojcax, cuando de repente, algo se desprendió de lo alto del C’ay’lal, y se vino rápidamente y al llegar frente a la mesa donde se encontraba la ofrenda, el Bolim, todos los presentes se vieron entre ellos para ver, luego entre todos a un T’iu Pulic Pulic ( Gavilan Grande Grande), que representaba el Quithab , el Pojcax.
En ese momento el T’iu Pulic, sin esperar más, clavó sus garras en el Bolim y enseguida se escuchó el chillido angustiado del T’iu Pulic que se alejaba rápidamente como había llegado, pero sin haberse comido el Bolim y sin habérselo llevado, cuando todos se preguntaban, ¿qué fue de Dhipak, el Lablith Cuitol?, éste aparece a unos cuantos pasos de la mesa, feliz y contento le decía al Quithab y al Pojcax, representado en el T’iu Pulic: ¿No que tenías mucha hambre y me querías comer? Entonces, los pobladores de la tierra, sorprendidos, le dijeron: ¡¡Pero si estás vivo!! Y nosotros que llorábamos porque te habías muerto. Dhipak, el Lablith Cuitol, le dijo: “Yo no me morí, porque sé que los Quithab y los Pojcax, nunca cumplen su palabra, nunca hablan con la verdad y sólo me hubieran matado para seguir contra Ustedes”.

El pueblo, descubre las palabras engañosas de los grandes que quieren justificar sus políticas de muerte, diciendo que son necesarios estos sacrificios, para salvar el bienestar común, que se convierte en el bienestar de unos pocos, que viven, gracias al peso que cargan las espaldas dobladas de muchos.

En otra historia nos cuentan los mayores que, el pequeño Dhipak venció, uniendo a toda la comunidad, al Gran Gavilan que, todos los días pedía los sacrificios, y cada comunidad para sobrevivir tenía que sacrificar a uno de sus miembros. Las comunidades unidas eran capaces de enfrentar el poder del Mal.

Sabían los mayores de los primeros que poblaban nuestra Madre Tierra, que sólo la alianza de muchas palabras, de muchos corazones, sólo el caminar juntos nos permite enfrentar todas las dificultades. Lejos de nuestra Cuenchal (comunidad) nos sentimos débiles e indefensos. Nos ponemos a caminar y, en nuestro caminar se oyen los pasos de nuestros antepasados, que nos acompañan en el camino. Nos ponemos a platicar y en nuestras palabras se oyen las palabras, las verdades de nuestros antepasados, que dan fuerza a nuestra voz, que no se puede callar con el ruido de las estudiosas mentiras de nuestros opresores. Nos miramos y nuestro mirar y ver, esta lleno de claridad, ninguna sombra de engaño oscurece nuestra mirada. Nos callamos y hasta nuestro silencio, tiene una fuerza que atemoriza a los que no saben escuchar la voz de sus corazones.
Tenemos que unir nuestros pasos, nuestras palabras, nuestras miradas y nuestros silencios. Tenemos que ayudar a los jóvenes, no olvidar escuchar a los que saben decir y vivir la verdad, en sus servicios a la comunidad. Aprovechemos las maquinas que ellos inventaron para publicar y multiplicar sus mentiras, usemos las para publicar nuestra verdad; porque ella nos ayuda a todos, a descubrir la milenaria sabiduría y verdad, que esconden nuestros corazones, cuando se purifican, con el agua de nuestros pozos, de las mentiras y las manchas de egoísmo y xenofobia. Ellos, nos dijeron que: el Otro es peligroso, en vez de intentar comprender, lo que hay que hacer es acabar con él. Nosotros sabemos que: mejor conocer y unirse. Ellos a sus hijos enseñan la soledad y, en sus historias les enseñan a luchar contra el otro; nosotros enseñamos a nuestros hijos la comunidad y el respeto hacia el otro, el diferente. Sabemos que al otro: hay que conocerlo.
Nuestros cántaros, llevados por las mujeres en lo alto, reflejan los rayos de una nueva-antigua esperanza, los cristales y gotas de la solidaridad universal. Hemos caminado muy lejos, haciendo un círculo, que une a todas las naciones de nuestra Mim Tsabal (Madre Tierra). Después de tanto caminar descubrimos, que la esperanza la tenemos cerca, muy cerca, en nosotros mismos.


Tanlajás, S.L.P., febrero 2000
 

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