En sus brazos brotaron gritos callados por años. No
sabía como sacudírselos. Por más que intentaba, éstos no se iban
a ninguna parte. Al contrario, se aferraban a él. Con su peso él se
encogía. Se hacía más pequeño, mucho más pequeño de lo que era
en realidad. Escarbando en su pasado, descubrió, que siempre había
gritos. Tantas palabras se incrustaron en sus músculos endureciendo
sus facciones. No conseguía, ni pomadas, ni ungüentos, capaces de
callar estos gritos. Hasta que un día un amigo lo invitó a nadar.
Sumergido en al agua sus brazos su cuerpo grito con todas las
fuerzas. Nadie escucho nada, el agua suavizó todas las vibraciones.
Sus brazos gritaban y golpeaban la superficie del
agua. En vez de resistencia recibio la sensación maravillosa de la
ligereza, floto libremente sin más peso de años. Del agua
salió como nuevo, cargando en sus brazos mucha paz.
Feliz Lunes para Tod@s
No hay comentarios:
Publicar un comentario