Me
parece que nada es fácil. Entre la red de cosas que me envuelven
solo claramente puedo distinguir y nombrar unas pocas el resto parece
un enredo o una maraña. Aun no tengo suficiente paciencia para
desenredar a cada uno de los hilos. Los “¿por qué?” y “¿para
qué?” dificultan la búsqueda puesto que no siempre todo se puede
meter a fuerza en una larga cadena de sucesos lógicos. La vida
supera la lógica y todo tipo de predicciones. Puede ser que el arte
de construir la felicidad es intentar entrelazar los hilos esperando
con paciencia cierto desarrollo de los diferentes sucesos. Casi
siempre miro atrás o corro adelante llenando mi vida de angustias,
mientras el presente espera ser visto vivido sentido y amado.
Quiero
detenerme un poco en mi presente pues es lo único cierto y seguro
que tengo en mi vida. El resto puede ser historia o sueño. Ahora
mismo tengo la oportunidad de ser feliz tecleando estas palabras. El
flujo de las ideas es solo un reflejo de la belleza del creador de lo
creado y del que espera a ser creado. Somos los colaboradores de la
creación o de la destrucción en nuestras vidas en las vidas de los
demás.
Entender
ahora y entender todo, es perder en la vida sus capacidad de
sorprendernos. Es quitar el sabor especial que tiene cada uno de los
días cada uno de los momentos. Claro existen malas sorpresas pero
éstas mucho tienen que ver con nuestras malas decisiones, con
situaciones que vive nuestra sociedad enferma. No podemos ser tan
selectivos tan increíblemente tercos en ver solo lo malo que pasa y
no ver lo bueno que sucede que nos espera cada día. Parece que cada
día el aburrimiento nos hace sacar de la caja de los recuerdos
aquellos que más nos lastiman duelen. Será que existe una extraña
medio masoquista atracción en este ejercicio de sentirnos
desdichados, no comprendidos, no amados, nos queridos, no
comprendidos… por que no intentar lo mismo pero a la inversa
rescatando la felicidad que se puede encontrar cada día. Tiene una
fuerza increíble el echo de cambiar la óptica el enfoque…
Las
redes arrastran todo y hay que saber elegir lo bueno, lo útil, lo
valioso, devolviendo a la corriente de la vida todo el resto que no
va a ser aprovechado en este momento sin desperdiciar nada. Esta
actitud permite ver que la vida suele ser generosa con nosotros.
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