Se llamaba Clara y parece que con este nombre marcaron todo su
destino. Es que desde que tenía uso de razón buscaba la claridad.
Le gustaba estar fuera de casa, en plena luz de sol. La ropa siempre
de colores claros y la aversión a la suciedad, a las manchas.
Conforme iba creciendo, su búsqueda de la claridad se iba
extendiendo. Le gustaba la claridad del pensamiento, en
conversaciones la claridad de las opiniones, sin ocultar ni esconder
lo que opinaba y pensaba. Una de las cosas que más le ha ayudado en
la vida, aunque no era fácil llegar a ella, era la claridad de sus
sentimientos. No le gustaba jugar con ellos, ni esconder, ni
complicar. Al ser clara como su nombre todos sabían que pueden
esperar de ella y que lo que dice y hace le sale del corazón, que no
hay nada oculto detrás de sus gestos y palabras. Procura ser más
claro y tendrás que dar menos explicaciones.
Feliz lunes de claridad.

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