Toda la semana ha cargado con tantas cosas, que a duras penas
estaba manteniendo el equilibrio. Tenía que reconocer que su
capacidad era limitada. Al amontonar tantas cosas, aumentaba la
presión y por más que quería controlarse, no podía evitar a
explotar de vez en cuando, con una rabieta, o un enojo descomunal,
provocado por una chispa, un gesto, o una palabra. Después de la
explosión, después de la tormenta, llegaba la calma. Y aunque
aparentemente nada grave ha pasado, se quedaba un mal sabor en la
boca y a veces hasta un sentimiento de culpa. Busca la manera de
descargar las tensiones, si no puedes cada día por lo menos cada
domingo. Los demás no tienen por que sufrir nuestros desequilibrios,
provocados por tensiones acumuladas, problemas y conflictos no
solucionados. Todos necesitan su válvula de seguridad para no seguir
hiriéndose e hiriendo a los demás.
Feliz domingo de válvula de seguridad.

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