Aunque una mancha, no quita la utilidad a la ropa que llevamos,
ésta nos sigue protegiendo, abrigando, cuando aparece la mancha,
cambiamos de ropa. No es cuestión de utilidad o de lógica, sino
solamente de estética. Las personas y la vida misma llegan a
mancharse y con frecuencia tenemos la misma reacción, queremos
cambiar. Nuestra atención, nuestra mirada, se concentra en la
mancha, en su error, en su falla, equivocación y no en la persona.
Existen muchos productos que ayudan quitar las manchas de la ropa,
pero no hay productos que quitan manchas de las personas. Al
contrario, muchas veces pueden encontrar a muchas personas, que a
cada paso les van a recordar los errores, que según ellos los han
manchado y desacreditado de por vida. Eso no es caso de estética
sino de mirada unidireccional. Somos capaces de ver las manchas de
los demás, pero no las de nosotros mismos. Procura a no tener una
mirada selectiva. Mira a las personas y no solo a sus errores.
Feliz viernes de ver a las personas y no a sus manchas.

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