sábado, 1 de agosto de 2015

Saber diferenciar

Los amigos la admiraban, los que no lo eran, sentían una curiosidad mezclada con una buena dosis de envidia. No había nadie que se quedara indiferente frente a tal cantidad de alegría y esperanza. Y eso que la vida no la mimo demasiado, ni la privó de muchos problemas. Lo curioso de su caso era, que los problemas la ocupaban, pero no la preocupaban. Quiere decir, siempre dedicaba un tiempo exclusivo para ocuparse de las cosas que le tocaba enfrentar, solucionar, resolver. El resto de su tiempo, disfrutaba de cada cosa hermosa, que encontraba en su camino. Nunca arrastraba detrás de si sus problemas. Tal vez lo que más la distinguía, era la serena capacidad de diferenciar entre lo que se puede solucionar y lo que no se puede. Decía que si algo no se puede solucionar ahora, ocuparse de eso, sería perder el tiempo de balde. Solo se ocupaba de lo que podía ocuparse y el tiempo necesario. No perdía en tiempo para lamentarse, ni buscar culpables. La vida es demasiado bella, solo aprende diferenciar entre problemas y la vida. Son parte de ella, pero no son su totalidad. Mira lo que puedes solucionar y lo que no y vive feliz.

Feliz sábado de diferenciar.

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