martes, 14 de marzo de 2017

Felicidad domada

No importa el tamaño de tu felicidad, de tu alegría, lo que importa es la distancia que te separa de ella. Cuando está lejos siempre aparecerá un anhelo, una angustia y la constante actitud de espera. En esta situación corres el peligro de que la vida entera la pases con la sensación de la insatisfacción dominante. Esperarás pasivamente para acercarte y puede ocurrir que incluso estando cerca seguirás esperando por la simple costumbre de esperar algo y sentir la falta de algo o de alguien. La felicidad y alegría pueden o incluso deben ser como un pequeño y peludo perrito, que siempre está cerca y por eso sentimos su presencia. No lo esperamos al contrario él nos espera nos sigue y acompaña. Trata de domesticar o si es necesario a domar a tu felicidad y convertirla en tu mejor compañía. 

Feliz martes de felicidad domada.

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