Le hablaban de la sobriedad y ella era
abstemia. No le gustaban los alcoholes ni de los buenos. Sin embargo
la sobriedad o su falta mucho tenían que ver con su vida. Ha vivido
con una constante tensión llena de anhelos y angustias. Siempre
hablando de lo que le falta de lo que supuestamente necesita,
sabiendo que no usa ni una cuarta parte de lo que tiene. Se parecía
a las personas que corren de tienda en tienda buscando un sillón
cómodo, pero no tienen tiempo ni para sentarse en una silla humilde.
Todo lo que compras puede hacer mucho por ti, menos vivir y sentir,
eso tienes que hacer por ti sola, por ti solo y eso no se compra en
ninguna parte. Vivir con sobriedad no es solo no vivir bajo efectos
de alcohol u otra droga, sino vivir con lo que uno necesita, sin
despilfarro, aprovechando y disfrutando de cada cosa y de cada
momento.
Feliz sábado de la sobriedad.

No hay comentarios:
Publicar un comentario