Esperaba un viento que llene sus velas y
empuje su barco por el mar de una nueva semana. Pasaba el tiempo
aumentaba la ansiedad ocurría todo menos el viento que tanto
necesitaba. En la cubierta de su vida había remos que podía servir
para mover un poco el barco y dirigirlo a la natural corriente del
agua, pero él esperaba el viento, molesto por la calma. No siempre
la estrategia elegida es la adecuada, aunque tenemos otras soluciones
en las manos nos obstinamos en la opción tomada sin tomar en cuenta
la realidad de momento preciso. El orgullo, la terquedad nos hacen
rígidos. Los rígidos se mueven con dificultad y quiebran con
facilidad. Trata de ser más flexible no te apegues a una estrategia
a una solución, si esa no funciona por las circunstancias en las que
te encuentras ahora, cambia busca una nueva para poder llegar a otra
orilla de la semana o de un problema.
Feliz lunes de estrategias.

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