miércoles, 29 de marzo de 2017

Los dragones

La vida de ella no era un cuento de hadas. No ha conocido príncipes azules, ni princesas. Los únicos azules que ha visto eran los pintores de una casa vecina que no se habían bañado. Tampoco había monstruos o dragones que tendrían en zozobra al los pobladores. Lo que había en su vida era una convicción de que su imaginación, convicción y perseverancia le pueden permitir a vivir las experiencias más hermosas de su vida. Ha visto claramente que el lugar de los antiguos dragones ocupa el estrés que se come a la gente, el lugar de su aliento de fuego ocupa la gastritis que hace arder a los estómagos de los más valientes. Sentía que no depende de príncipes ni palacios para escribir su historia. Es ella misma que escribe cada letra, cada palabra y con su esfuerzo es capaz de cambiar lo ordinario en extraordinario maravilloso, pero para so tiene que despertar del sueño y dejar de esperar a los milagros. Nadie hará por ella lo que ella no está dispuesta a hacer por si misma. El milagro más grande que existe es nuestra capacidad de transformar a nuestras vidas. 

Feliz miércoles sin dragones.

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