Este día después de salir de la ducha
la asaltaron unas dudas y para nada sería volverse a bañar frotar
con esponja o secar con la toalla hasta la última gota. Ni con
cremas que siempre la salvaban de apuros cubriendo las pequeñas
imperfecciones en la piel pudo cubrirlas para que no resalten tanto.
No era cualquier tipo de dudas, eran de aquellas que se pegan a todo
y se meten en cualquier hueco entre los abrazos, las palabras y los
silencios. Una vez instalados, no solo se quedaban ahí, sino que se
hinchaban mojadas con unas lágrimas. Las dudas querían que uno crea
que no se puede deshacer de ellas, pero como todas las cosas tienen
su punto débil. Se alimentan de la atención que se les da. Si no se
les hace mucho caso no echan raíces y se encogen y luego se secan
sin dar frutos y sin invadir más todos los espacios. Aunque siempre
tendremos que convivir con ellas dales un lugar adecuado no te dejes
dominar por ellas en todo lo que vives hace piensas y sientes.
Feliz miércoles con dudas y sin ellas.

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