sábado, 23 de junio de 2018

En compañía de las soledades

Ha tenido unas cuantas soledades que la invadían en momentos menos adecuados. No sabían ni detener ni controlarlos. Simplemente salían en unos encuentros entre silencios y palabras cuando la distancia de las opiniones era mayor que la de las personas. Salían cuando llegaba este encuentro tan esperado soñado con tanta ilusión y aparecía una pared más fría que la indiferencia a la que no eran capaces de atravesar ni los gestos ni las caricias. La otra muy común que se hacía compañera inseparable de muchas noches de insomnio. No sabía que puede hacer con ellas. La única solución razonable parecía la menos lógica, las soledades pueden convertirse en sus compañeras, señales inequívocas de su individualidad, su independencia de pensamientos y criterios. Aunque algunas veces son muy dolorosas también ayudan a sanar y auto conocerse. No les tengas miedo. Huir de ellas las hace más fuertes y grandes rompiendo el equilibrio. Y se sabe que cualquier sobredosis es nociva. 

Feliz sábado de conocer las soledades.

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