Pertenecía a estas personas que se
creen seguras, que piensan que lo que saben, lo saben mejor que
nadie. En su paso por la vida medía a todos con su medida, muy pocos
daban la talla. Hasta que un día sintió aquel dolor y la falta de
aire. No recuerda mucho de todo lo que pasó después. El mundo dio
un giro y la tierra huyo debajo de sus pies. Por suerte no muy lejos
y pudo caer en ella. En el hospital conoció mucha gente golpeada por
la vida. Gente debilucha que se escapaba de sus categorías que sola
no podía casi ni moverse, pero con ayuda podía todo. Había mucha
gente dispuesta dar y recibir interesarse por otros y complementarse.
Mientras no lleguemos a necesitar de otros no los valoramos ni nos
damos cuenta de su importancia. Con frecuencia los juzgamos por no
responder a nuestras exigencias y expectativas. Aprecia más la
diversidad y se consciente que tus seguridades penden de un hilo
.
Feliz lunes de apreciar a las personas.

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