Ramón
tenía una privilegiada memoria y todo el tiempo la perfeccionaba.
Desde la más tierna infancia, recordaba todos sus fracasos . Todas
las meteduras de pata, todos los errores, todas las burlas. Sus
padres siempre han estado ahí, para corregir, para llamar atención.
Nunca para apoyar, estimular y reconocer sus talentos. Así creció y
sus logros le parecían luciérnagas, apenas perceptibles en el
oscuro paisaje de su memoria.
Feliz
Domingo de Luces y Aciertos
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