jueves, 12 de septiembre de 2013

El mundo sin Espejos

Cuando el mundo era más nuevo y las cosas aun eran por descubrir y nombrar. Nadie buscaba los espejos. El reflejo más seguro que tenían de si mismos, era él de los ojos de sus seres queridos. Las distancias no superaban las de un paseo y un abrazo. Nadie necesitaba medir ni pesar. Todos eran lo que pensaban y como eran, se les decía el corazón, al que en aquel tiempo se hacía caso. Las sonrisas eran el saludo y la única moneda de cambio. Las lágrimas se conocían solo de dos tipos; las de emoción y las de partida. Así no se confundían las cosas y nadie agachaba la cabeza. Ese mudo soñaba Patricia cada noche. El mundo de antes, el mundo sin espejos, ni revistas de moda, que le ayudan a compararse con los demás, sentirse fracasada, inadaptada y deprimirse profesionalmente con conocimiento de causa. Sus depresiones justifican su colección de diferentes tipos de lagrimas, que por mucho superan los dos tipos de sus sueños. Patricia descubrió que este mundo tiene demasiados adornos, que la distraen de la vida y hacen olvidar la felicidad.


Feliz Jueves sin Espejos





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