Los que conocían a Sara, no se molestaban para ver
el rostro detrás de la sonrisa, ni la persona detrás del rostro.
Parece, que les interesaba más, el envoltorio que el contenido.
Tenía mucho miedo de eso, pues los envoltorios terminan siempre en
la basura. Miraban y admiraban el color de sus ojos y de su piel, no
les interesaba, él de sus sentimientos y palabras. Les importaba el
tamaño de sus pechos, no él de sus sueños. Solo su almohada
conocía, lo que suspiraba y aspiraba. Envidiada por sus compañeras,
maldecía su belleza. Le esperaba un camino de años para salir de
prisión de su cuerpo y darse a conocer.
Feliz Viernes de encuentros con los que están
dentro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario