jueves, 26 de septiembre de 2013

El Deber

Liz creció sabiendo lo que debe hacer. Y las cosas que debía hacer, las hacía a perfección. Siempre fue niña obediente, estudiante ejemplar, una profesional muy eficaz. Nunca nadie se podía quejar de su dedicación o competencia. La cosa cambiaba cuando salía del trabajo y se encontraba con sus amigos, con su pretendiente. Todos se empeñaban a ponerle una extraña y hasta ahora desconocida pregunta, que la incomodaba mucho... La preguntaban: ¿qué quieres? Y ella no sabía, que a parte del deber en la vida hay libertad para elegir y querer.


Feliz Jueces de Querer con Libertad.




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