martes, 17 de septiembre de 2013

Sin Tiempo



A Esteban le tocó vivir en el mundo nuevo. Aun no había memorias ni recuerdos, pues todavía no tuvieron tiempo de alcanzar tener un pasado que les pesara. Antes de inventar los verbos “perder” y “quitar”, el fresco tiempo que nacía como un manantial, se tomaba en jarras de calma. La prisa no ha nacido todavía,  por lo mismo nadie conocía el atraso. La vida era lo que se vivía y el trabajo era una ocupación que llenaba espacios entre los encuentros y las miradas. El aprendizaje era un camino al que la vida de vez en cuando ponía un examen llamado obstáculos. Las multas se medían en tamaños de cicatrices que eficazmente evitaban la reincidencia. No había lugar para acostumbrarse ni acomodarse en el airé vibraba la sorpresa, que les acariciaba haciendo les cosquillas de asombro, por eso reían con frecuencia.

Feliz Martes de Asombro.

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