Gustavo
andaba sombrío. Nunca conseguía ser lo que soñaba. Cuando hablaba,
nunca entendían lo que quería decir. Parecía, que su vida fue
tocada por un rosario de desastres. De tanta incomprensión por
fuera, él se hablaba por dentro. Nunca se mentía ya que le mentían
otros. Se hablaba eso sí, pero no se escuchaba. Y aunque no lo
quería reconocer ni delante si mismo, tenía miedo de cosas nuevas.
Siempre usaba el mismo repelente, llamado responsabilidad, para
espantar todos sus sueños. Los fracasos de ayer le quitaron la fe en
las oportunidades de hoy. Se acostumbraba dar la espalda a lo nuevo,
para proteger lo viejo, aunque no le gustaba.
Feliz
Viernes de Nuevas Oportunidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario