La
vida de Lupita no tenía un guion, pero si un destino, un rumbo –
la felicidad. Cada vez que con la mano lógica escribía algo, con
la de intención y sentimientos borraba todo. En algún momento de su
pasado que ni ella recuerda bien, los que la amaban y se iban, le
dieron unas semillas de sueños. Muy pronto en su vida empezó a
sembrar sueños en el aire. Ahí donde estaba sembraba, y como
cambiaba de lugares, en cada uno de ellos sembraba sus sueños. Los
había de todo tamaño y todo tipo. Un tiempo después al recorrer
los lugares de antes, ya encontraba frutas de felicidad colgadas en
el aire a alcance de la mano. La felicidad se esparce y recoge, se
siembra y se cosecha.
Feliz
Martes de Rumbos y Destinos.
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