Manuela buscaba en su vida algo
extraordinario, no querría una vida mediocre. Por más que se
esforzaba no lo encontraba. El camino que estaba recorriendo en nada
se parecía a una pasarela. Lo que iluminaba sus pasos no eran
flashes de los paparazzi, sino una simple luz del sol. No hubo, ni
fuegos artificiales, ni flores, ni violines que tocaran en el fondo
una música romántica. Todo tan absolutamente ordinario que
sorprendía mucho. Ella presentía algo, que lo que es verdaderamente
extraordinario anda revestido con ropas comunes. Su descubrimiento
está reservado para los atentos, los que se dan tiempo para ver y
sentir, los pacíficos, los sensibles. Lo extravagante, ruidoso y
vistoso, intenta llamar la atención, hacerse pasar por
extraordinario pero no llega ser más que superficial. Pon más
atención, date más tiempo y verás que extraordinaria es tu vida.
Feliz jueves de descubrir lo
extraordinario.

No hay comentarios:
Publicar un comentario