Tanto quería ser libre que cuando
lo consiguió no sabía que hacer con su libertad. No le calzaba, le
asustaba, no sabía caminar con la libertad a cuestas. Antes todo era
mucho más fácil. Siempre le decían lo que tenía que hacer y como
tenía que hacer. Ahora a sus preguntas solo escuchaba un silencio en
él que cabían todas las respuestas. Parecía muy resbaladizo e
incluso pantanoso. Absorbía sus pasos dejándola muchas veces sin
eco que podría confirmar la correcta dirección de sus pasos. Cuando
se es libre todo es posible y nada es seguro. No siempre se puede ver
la simple y sencilla consecuencia de las cosas que se suceden una
tras otra en indiscutible y muy clara lógica secuencia. Todo puede
suceder pero para que suceda se necesita una apertura y atención. La
libertad tuya y ajena acerca y aleja. Algunas personas y algunas
oportunidades solo vienen una vez a nuestro encuentro. No
desaproveches. Ejerzamos nuestra libertad siendo atentos y
responsables.
Feliz domingo de libertad.

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