No llevaba lentes porque nunca ha tenido problemas de la visa y a
pesar de eso no veía muchas cosas. Era una abuela anciana y casi
ciega que le enseñaba a mirar y ver. Era un arte casi perdido en un
mundo bombardeado por las imágenes que se cambian frente a nuestros
ojos con mucha velocidad. Retenemos muy poco porque cuando no miramos
bien uno ya aparece otro. Nuestra mirada es superficial y nuestras
sensaciones y sentimientos frente a lo que vemos también. La abuela
le enseñaba ver las cosas con mucha calma, por un buen tiempo, de
diferentes ángulos con diferente luz, uniendo a la mirada otros
sentidos, porque las cosas no solo se ven sino también se sienten.
Eso le permitía disfrutar de cada detalle, matiz, sombre o
claroscuro. Lo que ven tus ojos ilumina tu alma, y así como ven tus
ojos, así siente tu alma. Trata de detenerte y mirar a fondo a las
cosas y a tu vida, no te quedes ni contentes solamente con lo
superficial.
Feliz lunes de mirar bien.

No hay comentarios:
Publicar un comentario