Al abuelo Ciriaco ahora que ya estaba jubilado le gustaba sentarse
y mirar el mundo. Siempre algo nuevo pasaba frente a sus ojos que ya
han visto mucho. Antes tenía que trabajar mucho lo que no le
permitía mirar bien las cosas. El detenerse parecía un lujo. La
edad y la experiencia le han demostrado que detenerse de vez en
cuando es una necesidad. Nos ayuda a ubicarnos bien y ver en qué
dirección deberíamos seguir, también entre tantas cosas posibles y
necesarias por hacer vemos cuál de ellas es la más urgente. En el
mundo en que vivimos muchas veces nos hacen creer que trabajar y
consumir es lo mismo que vivir. La vida es mucho más eso, entre
muchas cosas es la capacidad de conectarse al mundo en el que
vivimos. Esa capacidad la tienen los niños y la recuperan los
ancianos. Trata de pararte un rato para ver dónde estás y qué
tienes a tu alrededor y quiénes te acompañan en el camino de la
vida.
Feliz lunes de conexión.

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