domingo, 16 de octubre de 2016

La dulzura que madura

No pretendía cambiar al mundo entero. Era consciente de sus limitaciones. Salía poco de su casa y el mundo es inmenso. Pero sabía que con unas pocas palabras puede endulzar la vida de los que la rodean, que unos gestos son suficientes para que sus palabras no se queden en el vacío. Así como se contagian las enfermedades se pueden contagiar las bondades, todo depende de nosotros. Aunque algunos pueden mostrar la resistencia no hay que desanimarse. Incluso sin salir de la casa entramos en contacto con otros y ellos a su vez con otras personas. La dulce palabra, el gesto amable, la actitud de respeto y de acogida persistente e insistente, hacen cambiar el mundo a nuestro alrededor, que ya es mucho. No te desanimes y los dulces frutos tardan en aparecer, para que aparezcan tanto tú como las cosas, las relaciones, las actitudes tienen que madurar.

Feliz domingo de dulzura.

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