Tanto tiempo se han conocido, tantas
cosas han pasado juntos. Ella conocía sus virtudes y sus defectos.
Era un tipo bueno, no se podía quejar de él. Solo había una cosa
que la molestaba, que a pesar de que casi nunca cumplía sus
promesas, seguía prometiendo. Lo hacía sin parpadeo, sin sentirse
culpable o avergonzado por las promesas no cumplidas. Una parte de
sus amigos defraudados por sus promesas no cumplidas, no le creía,
ni tomaba en cuenta lo que decía, pasando por encima de las lindas
promesas, pero siempre había gente nueva, gente que lo conocía
poco, que caía en la misma trampa, confiando en él y sus lindas
palabras. La buena predisposición es muy loable, es muy importante,
siempre y cuando no se queda solo en palabras, sino que va acompañada
de los hechos concretos dentro de lo que está al alcance de una
persona. Cuando las limitaciones o dificultades impiden a cumplir con
las palabras,con las promesas, mejor no pronunciarlas, no ilusionar
con ellas, no hacer que la persona que las escucha ponga en ellas
toda su esperanza.
Feliz martes de promesas cumplidas.
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