No era de los que hacían grandes
declaraciones y promesas. Algunos de su familia lo criticaban que no
tiene ambiciones, que no lucha para posicionarse mejor en la vida.
Ambiciones si tenía pero no eran vinculados a los puestos que
aspiraba ocupar sino a la calidad y solidez de las cosas que hacía.
Para él lo que otros llamaban el éxito era la suma de las cosas
que hacía bien y haber hecho bien normalmente no tenía que volver
ocuparse de ellas y podía ocuparse de otras. Cada paso, cada cosa
bien hecha significaba el avance, otro nivel de compromiso de
conciencia. No le gustaba mucho ruido de las declaraciones huecas,
que impresionan e ilusionan al principio y dejan mal después cundo
se descubre que no eran más que palabras. Trata de hacer bien las
cosas pequeñas serán mucho más eficaces que las palabras grandes.
Feliz domingo sin promesas falsas.
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