Pensaba que podía doler más. Ni con
los calmantes sentía alivio. El cuerpo dolía mucho pero como si
fuera poco empezaba doler algo más, que el principio no fue capaz de
nombrar ni precisar. Mucho le costó vestir en palabras este
sentimiento. No quería que aparezca como una verdad desnuda. Le
dolía mucho la incomprensión de los que tenía cerca, que tantas
veces la han acusado de exagerar o de buscar lástima. Era
precisamente lo que menos deseaba. No necesitaba ni consuelos, ni
recetas milagrosas, solo un poco de comprensión escucha y atención,
que no le interrumpan a mitad de frase dando sus pareceres. Lo que
muchas veces buscamos es sacar afuera lo que aprieta dentro, pero
para que eso signifique alivio se necesita que se cumplan ciertas
condiciones. Entre varias condiciones las más importantes son: el
respeto, el interés, la paciencia, empatía, y disponibilidad del
oyente. Aprovecha el domingo para escuchar más a los que tienes
cerca y han callado durante toda la semana. Puede ser que siendo
mayores te dirán la misma historia que ya conoces de memoria pero si
te la cuentan es porque lo necesitan y eso se respeta, a ti no te
hará daño a escuchar a ellos les ayudará mucho el contar.
Feliz domingo de escucha paciente.
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