En la escuela le gustaban mucho las
clases de óptica. Todo lo que podía aprender sobre la luz y todos
los fenómenos a ella vinculados, hacía su vida más luminosa. La
óptica le daba enseñanzas muy prácticas, que le ayudaban enfrentar
muchas situaciones que ponían sombra a su vida y hacían que algunas
cosas aparentemente se perdían en la oscuridad. Lo de ver en otra
luz, cambiar de enfoque o ángulo practicaba a diario y le daba muy
buenos resultados. Veía por su propia experiencia que cualquier tipo
de rigidez, la llevaba a limitar su espectro, ignorar mucho y saber
muy poco. En un mundo en él que de todos los lados recibimos
información e influencias no se puede ir por la vida con la mirada
fija ignorando a todo y a todos. No existe un único enfoque ni único
camino, un única solución o su falta. Siempre existen diferentes
variantes, alternativas y posibilidades y es bueno echar la mano a la
óptica para ver más y ver mejor.
Feliz jueves de buena óptica.

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