Trataba de ser independiente. Decía que
su independencia y libertad no tienen precio, ni se negocian. Tal vez
por eso le resultó tan difícil aceptar sus limitaciones que ella
ignoraba pero el tiempo se encargaba de demostrarle que existen. No
era fácil entender lo que pasaba encontrarle algún sentido más que
la humillación. Pensaba en todo menos que la vida le daba una
maravillosa oportunidad de abrirse a otros, conectar con ellos, saber
pedir y recibir. Estar más atenta a otros que tal vez también
necesitan, pero tienen demasiada vergüenza de pedir. Cada vez que
permitimos a otros que participen en nuestras vidas al mismo tiempo
nosotros empezamos a participar en la vida de ellos que al final de
cuentas nos enriquece a todos y saca de sinsentido de la soledad de
autosuficiencia.
Feliz lunes de saber pedir ayuda.

No hay comentarios:
Publicar un comentario