Todas sus constantes vitales estaban en el nivel
exacto, parecía mejor imposible. Un ejemplo de salud y vida. Puede ser que
desde punto de vista médico si, pero él sentía otra cosa. No se quejaba acerca
de su salud. No le dolía nada, pero sentía que hace tiempo algo pasaba con su
vida, como si de a poco se hubiera ido. Un constante repetir sus rutinas
diarias, según él poco tenían que ver con lo que se imaginaba como vida. Hace
tiempo que no ha sentido un cosquilleo, un escalofrío que recorra su espalda
viviendo algo especial. El problema no estaba en la vida que llevaba sino en la
pasividad que lo ha invadido hace bastante tiempo que hacía que su vida le
parecía tan aburrida tan desabrida. Él esperaba que la emoción le espere en la
puerta, que le sirvan a la mesa la felicidad, que desde su sofá pueda sentir la
aventura. La vida es actividad, no pasividad. No se trata de deportes de alto
riesgo, ni de hiperactividad, sino de salir al encuentro de la vida del mundo y
de la gente. Si te cierras en tu capullo no te sorprendas que la vida no la
sientes aunque este desarrollándose frente a tus ojos.
Feliz martes de sentir la vida afuera.

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