sábado, 27 de agosto de 2016

Buena percepción

Sus palabras se resbalaban, no llegaban a destinatario. Viviendo juntos, vivían en dos mundos separados por los muros de sospechas, críticas, insinuaciones e interpretaciones. No llegaba a entender que fallaba, qué impedía la mutua comprensión. Tenía la sensación de que el uno estaba a la espera del otro, no para compartir, ayudar y crear juntos, sino para ver las imperfecciones. No para llevar juntos la carga, sino para cumplir los mínimos exigidos por compartir el mismo techo y comer en la misma mesa. Con demasiada frecuencia no se nos escucha, sino se nos interpreta. No se presta atención a lo que decimos, sino se intenta descubrir por qué lo decimos y qué queremos decir con eso… Es cierto que importan las circunstancias y las intenciones, pero no pueden ser más importantes que el mensaje. Primero escucha lo que te dicen. Trata de entenderlo bien en toda su complejidad o toda su simplicidad, luego pregúntate por las intenciones, por los motivos. No vivas con la constante sospecha de que todos los mensajes que te dirigen son malintencionados y tienen algún mensaje oculto. A veces nuestra percepción nos hace una mala jugada y nos complica lo que no está complicado.
Feliz sábado de una buena percepción.

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