Se quejaba mucho que casi nadie le
daba lo que necesita. Los que tenía cerca parecían tan insensibles.
No quería hacerse la victima de su falta de sensibilidad de ellos.
No sabía por qué con ella eran así. Lo que quería recibir no era
mucho, solo unas cosas tan pequeñas pero tan valiosas como las
muestras de cariño que alimentan la alegría. El problema estaba en
alguna parte que ella aun no pudo descubrir. Mirando desde fuera uno
podía percibir que tampoco ella sabía decir lo que quería, lo que
necesitaba, siempre esperando que otros den el primer paso, que le
extiendan la mano llena de lo que ella necesita. Ellos no eran
insensibles, al contrario se preocupaban mucho por ella, viendo su
constante tendencia de hacerse dependiente de otros. Siempre en la
espera. No la contentaba cuando lo único que recibía era un par de
herramientas con las que podía conseguir lo que necesitaba. Aun no
era capaz de ver que le daban mucho más de lo que esperaba. No solo
no era un regalo desechable sino uno duradero que podía volver a
usar las veces que quería multiplicando los frutos esperados. La
ayuda viene de mil maneras se atento y no rechaces la que no responde
a lo que quisiste al inicio. Tal vez lo poco que te dan supera lo
mucho que esperaste.
Feliz lunes de ayuda esperada e
inesperada.

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