Juraba a todos que no va a cambiar.
Su propósito no era malo, pensaba que cambiar significa renunciar
sus valores o sus sueños. A su tierna edad ignoraba que el mundo
está en un constante proceso de cambio, que hasta lo que parece
sólido y estático está en constante movimiento, si no externo por
lo menos interno. Sus pensamientos e ideas con el paso del tiempo se
volvían como su ropa, demasiado pequeña para abrigar su cuerpo en
crecimiento. No solamente cambiamos de tallas también crece nuestra
conciencia y nuestro conocimiento del mundo que nos rodea. Si
quedamos con lo demasiado pequeño, local, puntual, no vamos a
abarcar lo general, lo global. Fijos quedan ciertos valores, pero no
las ideas, los pensamientos que siempre tienden ir por más, llegar
más lejos, alcanzar más claridad, entendimiento. Como no seguimos
usando ropas de niños no sigamos usando ideas infantiles. Lo que no
contradice de tener su inocencia, su verdad.
Feliz martes de crecimiento.
Feliz
día del niño en Paraguay.

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