Siempre tropezaba con la misma
piedra. Trataba de hacer las cosas bien, pero las trataba de hacer
bien frente a los demás y para los demás, no porque las ha sentido
así. Como la gente que la rodeaba tenía opiniones diferentes,
también su actuar se hacía diferente según la persona. Ciertamente
con cada persona nos toca un papel diferente, vinculado a nuestro
parentesco, cercanía, trabajo, compromiso social, pero debería
haber un hilo que los una a todos los posibles papeles que nos tocará
a desempeñar. Un hilo llamado – coherencia. Ellos tienen que saber
con qué pueden contar y en que nunca les vamos a apoyar. Una
coherencia que no impide la flexibilidad pero que asegura que no haya
ruptura entre los diferentes papeles y realidades que vivimos.
Feliz jueves sin rupturas.

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