Algo suave envolvía su cuerpo los
domingos por la mañana, era algo más que un hermoso juego de
sabanas de una tela suave. Era la perezosa y pacifica seguridad que
este domingo lo pasaran juntos en familia. Que no habrá ningún
trabajo, compromiso, reunión que se imponga entre ellos. Suficiente
para sentir esta paz que invade el cuerpo. Hace que las prisas
desaparecen y que las palabras puedan fluir libremente, haciendo de
los largos silencios parte de la conversación. Desde el amanecer
todo es posible empujado por el cariño que sienten, multiplicado por
el numero de miembros de la familia. Lo que las prisas de la semana
pudieron lastimar el domingo es capaz de curar. Aprovéchalo desde
amanecer.
Feliz domingo de perezosa paz.

No hay comentarios:
Publicar un comentario